Un marco conceptual renovado o una fresca manera de pensar el urbanismo es la propuesta del destacado profesor de la Universidad de Harvard Charles Waldheim, quien estuvo de visita en Chile con ocasión del simposio "Landscape as Urbanism in the Americas". En él abordó su teoría de que la ciudad contemporánea reclama el paisaje como modelo y medio, y subrayó el papel del Arquitecto del Paisaje como el urbanista del siglo XXI.
Por Andrea Zúñiga, Revista VD.
Como arquitecto y urbanista, el canadiense-americano Charles Waldheim se educó en el pensamiento tradicional, ese que reconocía a la arquitectura -el edificio y la infraestructura- como la unidad básica en la construcción de las ciudades. "Se pensaba que urbanismo y paisaje se oponían entre sí; incluso el paisaje se consideraba un mero alivio temporal a la vida urbana.
El modelo de ciudad tradicional no integraba aspectos ecológicos, hasta que ciertas preocupaciones medioambientales llevaron a algunos profesionales a incluir dichos componentes", señala Waldheim, quien estuvo en Chile para participar del Simposio "Landscape as Urbanism in the Americas", organizado por la Oficina para la Urbanización de la Escuela de Arquitectura, Diseño y Paisajismo (GSD), y el Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard. El congreso, que también se dictó en Colombia y Brasil, en Chile contó con la colaboración de las Universidades Católica, Adolfo Ibáñez y Diego Portales.
Waldheim explica que el cambio de visión comenzó en Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX y que más tarde estas ideas se propagaron hacia otras partes del mundo, pero señala que fue en los últimos quince años que se desarrollaron con una fuerza particular. Él, como testigo de estas transformaciones, y desde su rol como académico, las ha descrito, dando origen a numerosas publicaciones que tratan el tema del urbanismo como paisaje: "Un marco conceptual que busca ser una alternativa al modelo tradicional de planificar la ciudad, una nueva manera de pensarla y diseñarla". Indica que ha habido numerosas transformaciones culturales, sociales, políticas y económicas que han hecho reaccionar a arquitectos y urbanistas de manera directa, desarrollando ciertas prácticas que antes no se consideraban en la planificación urbana.
"Ellos son los arquitectos del paisaje, los urbanistas de nuestra era, y aunque antes eran los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos, hoy eso está cambiando, y muchos de ellos lideran importantes proyectos. Además de contar con los conocimientos propios del arquitecto, el arquitecto del paisaje debe tener competencias en ecología y medioambiente porque es una práctica transdisciplinaria que permite establecer vínculos entre áreas que tradicionalmente se trabajaban de manera separada, como la arquitectura, la arquitectura del paisaje y la planificación urbana. Waldheim desconoce si el urbanismo como paisaje es el marco teórico correcto para América Latina. "Más que con la certeza, vine con esa pregunta al simposio, pero intuyo que sí. Con una geografía tan fuerte, los arquitectos latinoamericanos están empezando a aceptar que, por ejemplo, la anticipación a las condiciones dinámicas de la naturaleza debe ser parte de sus prácticas para mitigar sus efectos en las ciudades.
En toda la región no hay más de dos docenas de profesionales que trabajan bajo estos principios. Entre ellos puedo mencionar la oficina LCLA, liderada por el colombiano Luis Callejas; UNA Arquitectos, de Brasil, y a los chilenos Arturo Lyon [EARQ] y Alejandra Bosch [EARQ], entre otros, pero sin duda los ejemplos más convincentes del urbanismo como paisaje se encuentran en Europa, Norteamérica y Asia". De Estados Unidos, Waldheim destaca dos trabajos en Nueva York, ambos de James Corner Field Operations, que recuperaron zonas post industriales: el High Line en Manhattan y Freshkills Landfills en Staten Island. El primero es un parque público que se desarrolló sobre una línea de tren en desuso. Si bien desde el punto de vista del urbanismo como paisaje ese parque tiene modestas implicancias ecológicas, mejoró el área circundante, generando un nuevo polo de desarrollo con la construcción de edificios residenciales y de uso cultural. Freshkills Landfills fue un antiguo relleno sanitario de casi 9 km2, que se está convirtiendo en el parque más grande de Nueva York: "Un trabajo de renovación urbana que contempla programas educacionales, culturales y deportivos", explica.
A fines del año pasado, Waldheim y algunos de sus colegas formaron la Oficina para la Urbanización de Harvard University Graduate School of Design, y desde entonces él la lidera. -Nos asociamos con gobiernos, ONG y fundaciones de diferentes partes del mundo. Estamos desarrollando un proyecto de investigación, a escala municipal, sobre Miami Beach, en respuesta al aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático. Esa ciudad está viviendo una situación extrema: se inunda cuatro veces al año. Allí no sirve la construcción de diques porque las aguas emergen a la superficie a través de sus suelos porosos. La municipalidad está tomando medidas ingenieriles, como el levantamiento de algunas de las calles y la instalación de bombas. La identidad y la economía de Miami se basan en su paisaje; ese es su gran patrimonio, y esta infraestructura dura -que está bien por el momento- tiene un solo propósito: mantener seca la ciudad. Nuestras propuestas buscan mayores alcances: mitigar los efectos del cambio climático, que en este caso es el aumento del nivel del mar, potenciar la belleza de la ciudad y conservar de la mejor manera posible la herencia cultural de su arquitectura.
Para salvar la ciudad, tal vez será necesario vivirla de una manera distinta, y para eso estamos estudiando un modelo que combine aspectos ecológicos con infraestructura dura". "El Urbanismo como Paisaje supera lo contemplativo; se trata de soluciones que aportan beneficios sociales y económicos".