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Ciudad sin costuras vs ciudad de feudos

Columna por Jonathan Barton, académico del IEUT UC y investigador del CEDEUS UC, en hoyxhoy.

La falla en la matriz de agua en Providencia apunta a un desafío más estructural en las ciudades chilenas. La pregunta que debemos contestar es la siguiente: ¿Es más eficaz planificar y gestionar la ciudad como un sistema integrado o como un conjunto de compartimientos autónomos?

Aguas Andinas es una empresa parte de una multinacional Grupo Agbar, que administra una concesión otorgada por la Superintendencia Sanitaria. El Metro es una empresa S.A. de servicio de transporte. La Municipalidad de Providencia es una corporación autónoma. Es difícil coordinar una ciudad con tanta diversidad de instituciones, competencias, deberes y presiones (ciudadanos, accionistas, electores, contraloría): distintos maestros tocando distintas canciones. Sin embargo, es una preferencia. Es la elección de mantener una ciudad de las partes, a menudo de feudos donde hay poca coordinación y planificación estratégica y donde hay acusaciones mutuas de incapacidades e ineficiencias. El problema es que, para los ciudadanos, la ciudad se experimenta 'como un todo' en términos de la cotidianeidad de nuestras vidas: viaje, compra, trabajo, ocio, estudio, diversión, rezo, comida, etc. Es un tejido sin costuras.

La rotura de la matriz demuestra la dimensión única de la ciudad. Afectó las vidas de cientos de miles de personas. Fue un problema o emergencia a la vez de agua, de movilidad, de tiempo, de costos, de responsabilidades, de organización familiar. A fin de cuentas, fue un problema o emergencia urbano, de todos y no de privados o instituciones autónomas. Es por estas razones -la comprensión de la ciudad como un bien común, un lugar donde todos vivimos juntos y revueltos- que se requiere una administración coordinada, capaz de planificar, promover y prevenir según las necesidades cambiantes de los santiaguinos.

Una coordinación efectiva implica poseer las competencias para asegurar el intercambio de información y acciones mancomunadas. En distintas ciudades del mundo, hay una preferencia para una alcaldía mayor para asegurar esta coordinación y/o empresas públicas integradas a cargo de toda la infraestructura básica de la ciudad y el transporte. Por supuesto, con estas alternativas no hay garantías. Sin embargo, a lo menos no hay ninguna duda sobre quién debería haber planificado y prevenido, quién es responsable y quién está al servicio de quién. Tal vez vale la pena recordar que son los ciudadanos en su conjunto quienes financian a las autoridades públicas, el agua y el transporte. Es nuestra ciudad. No hay espacio para una ciudad de feudos o señoríos desconectados y descoordinados.